De esas noches en que no puedes dormir. En las que
tus pensamientos luchan por no decaer en la nostalgia. ¿Nostalgia?
Mi necesidad de escribir atormenta mis manos; las
hace arder de emoción y tristeza. Momentos como este es cuando el papel y el lápiz
se vuelven tu mejor confidente.
No hay nada que entender, cuando estas solo. Aprendes
a ser amigo del pasado; mientras intentas enamorar un presente, sin nombre. ¿El
futuro? Ese no cabe en mis pensamientos, no por ahora.
Escribes sin orden, escribes por nada, y para todo. Escribes
para ojos que no conoces, para sentimientos que no puedes sentir, para
corazones rotos, esperando ser armados. Escribes para ella. Solo escribes.
Y al final, sabes que estas solo. ¿Sólo?
Sabes que has perdido, sabes que no eres nada. Solo
te quedan las palabras, solo te queda la magia que provocan tus manos en
miradas; solo quedas tu hecho versos.
Atrás quedan las sonrisas, atrás quedan las
emociones. Atrás queda todo aquello que algún día te hizo sentir.
No hay con quien compartir silencios, no hay ojos
que puedan mirarte con amor. Ya no hay manos que derramen deseos en tu cuerpo. Ya
no hay un pecho donde dejar reposar las lagrimas. No hay nada, solo recuerdos.
Solo el eco de las sonrisas en mi habitación, solo las sombras que persiguen
mis pasos.
Ya no hay esperanza, solo sueños. ¿Sueños? Mundos
que se antojan hacer realidad; sueños…
No sé que pase por la mente de un Poeta al escribir,
no se cuantas musas inspiren sus palabras. No sé cuantas lagrimas o sonrisas se
escapan de su rostro en cada verso. No lo sé.
Quizás algún día, quizá haya un instante donde pueda
sentirlo en carne propia.
Todo tiene un final. Sé que mi final esta aun
lejos, pero lo espero ansioso. Para perderme en él.